es la artritis más frecuente, grave, dolorosa y potencialmente incapacitante. Se trata de una poliartritis crónica que evoluciona con brotes y remisiones. Afecta a todas las razas. Su presencia en la población varía entre un 1% y un 3%, siendo tres veces más frecuente en las mujeres. Además de las articulaciones puede afectar a otros tejidos conectivos del organismo. Su síntoma principal es el dolor e inflamación articular, pero puede ocasionar también fiebre, debilidad y otras alteraciones constitucionales. Se considera una enfermedad autoinmune: el organismo desarrolla una respuesta inmune contra sus propios tejidos articulares. No se conocen las causas de esta enfermedad, aunque se sospecha que existe una predisposición hereditaria que puede estar provocada por posibles infecciones virales. No se ha descubierto un tratamiento curativo. La enfermedad se controla mediante fármacos antiinflamatorios y antirreumatoides, programas de fisioterapia y rehabilitación, termoterapia y dispositivos ortopédicos para mantener la movilidad y función articular. La aspirina y otros antiinflamatorios son los fármacos más utilizados. En casos graves se pueden emplear fármacos antirreumatoides: hidroxicloroquina, sales de oro y penicilamina. Los casos avanzados llegan a presentar deformidades y rigideces articulares graves que precisan de técnicas correctoras de cirugía ortopédica.
imagen tomada de: ver enlace
imagen tomada de: ver enlace
0 comentarios:
Publicar un comentario